martes, 24 de julio de 2012

Mientras sonrío falsamente, busco mentalmente un motivo para sonreír de verdad.

Y llega otro día, otro día más que tachar en tu calendario,
otro día en el que te despiertas y luchas contra ti misma. Aunque estés cansada,
aunque ya estés hasta las narices de todo, quieres explotar pero no sabes qué podría pasar si lo haces. Las ganas de llorar aparecen a la mínima, o simplemente, nunca desaparecen por completo...
Te dan esas estúpidas bajonas sin sentido, que lo único que hacen es deprimirte, quitarte la sonrisa, quitarte la alegría y las ganas de todo. Ni tú misma sabes por qué te pasa, no tienes ni idea pero tienes la bajona. Hacen que te menosprecies, te hacen pensar que no tienes a nadie a quien le importes, te haces preguntas estúpidas a ti misma para ponerte peor.
Intentas hablar con alguien para ver si te pueden animar, ¿pero qué ocurre? 
Te dicen algo, bonito, o cualquier cosa que te intente hacer sonreír, y lo que pasa es que lloras, ¿por qué? porque te apetece, porque es lo que te está pidiendo ahora mismo el cuerpo.
Pero, otro día llega, un nuevo amanecer, ¿qué haces?
Mirar al suelo para recordar que sigues mal, levantar la mirada y sonreír, a pesar de que estés destruida por dentro, a pesar de que sonreír sea lo último que te apetezca, pero sonríes igualmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario