Coger un álbum y ver todas las fotos desde el principio, hasta el final.
Recordando cada momento que se esconde tras el papel y haciendo que vengan flashes a tu mente, como si lo estuvieras volviendo a vivir de nuevo. Recuerdas lo que pasó antes y lo que pasó después de haber sacado la foto y una sonrisa te viene a la boca, por recordar lo que un día te hizo feliz.
Por ese motivo adoro la fotografía, porque si un día no podemos recordar lo sucedido, tenemos algo que nos lo recordara para siempre.