sábado, 23 de junio de 2012

Apareciste.

Apareciste cuando más lo necesitaba,
cuando las lágrimas brotaban de mis ojos sin freno, cuando nadie podía animarme...
pero llegaste tú, como si nada, nunca habíamos hablado y sin embargo, te preocupaste por mí, por una completa desconocida y, ¿sabes lo que ocurrió?
Hiciste aparecer una sonrisa en mi boca más grande y brillante que nunca podrías imaginar.
Fue tu empeño en hacerme sonreír, fueron tus palabras la que me calmaron, y el cariño
que transmitías sobre ellas, hicieron recobrar lo que nunca tuvo que haberse ido,
mi felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario