viernes, 27 de enero de 2012

Una noche, tras muchísimo tiempo si verlo,
cerré los ojos y ...
la imagen del primer día en que lo vi, apareció en mi mente,
vi su hermoso rostro, sus ojos brillantes y su sonrisa resplandeciente.
Me miró y sonrió dulcemente; me vi a mí misma devolviendole la sonrisa
y mis mejillas un poco sonrosadas por el efecto que causaba en mí.
¿Qué ocurrió?
Mis ojos producieron lágrimas que recorrían mis mejillas hasta desvanecerse. Creí
tenerlo en el olvido, al igual que creo que me ha olvidado, que ya no sabe ni mi nombre ni
cómo es mi rostro.
A pesar del tiempo transcurrido sin vernos, sigue estando en mi mente, y de ahí, por suerte o
por desgracia, no desaparece.

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