sábado, 20 de abril de 2013

Los rayos de sol entraban por la ventana, una ligera brisa acariciaba las cortinas y el olor del verano inundaba por completo la habitación. Abrí los ojos, y te encontré junto a mí, entre las sábanas, durmiendo como un ángel, mi ángel guardián.
Una sonrisa se dibujó automáticamente en mis labios, al ver algo tan hermoso junto a mí. Acaricié tus mejillas, tan suaves como siempre, y despertaste, con mirada resplandeciente y sonrisa de inocencia, como un niño pequeño en el día de navidad.
Era una escena entrañable, que iba mejorando con un "buenos días pequeña" que susurraste. Me acariciabas la mejilla, en busca de mi sonrisa que no tardó en aparecer. Te acercaste a mí y me besaste lo más dulce posible, seguidamente me dijiste:
                     "Ojala pudiera amanecer junto a ti el resto de mi vida"


Y entonces desperté, solo fue un sueño, uno que estoy dispuesta a hacer realidad.

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